sábado, 25 de abril de 2009

Restaurante Taberna do Adro


Teléfono 268661194, el de casa 268661143,  tabernadoadro@sapo.pt
Cierra 4ª feira (miércoles)
Vila Fernando, pueblo pequeñito de 353 habitantes, es una freguesia del concelho de Elvas. Portugal.
Llegamos sin información concreta sobre donde comer, solo teníamos referencias de un amigo que nos dijo que aquí se comía bien. El pueblo en general nos pareció muy solitario y pequeño, preguntamos a una pareja mayor y muy amablemente nos dieron referencias sobre el restaurante Taberna do Adro. Nos indicaron bien pero nos costó encontrarlo porque el lugar es una casa baja con una puerta con cristales únicamente y al pasar por el, pensamos que no podría ser. En el trayecto vimos dos restaurantes mas pero como ya queríamos el que nos aconsejaron, preguntamos otra vez y nos lo tuvieron que señalar para encontrarlo, un folio con el nombre Taberna do Adro pegado en un cristal es la única reseña.
Intentamos entrar pero la puerta no se abría, tiene la llave por fuera y pensamos que tendría otra puerta. Un amable comensal nos abrió la puerta ante el temor de que la rompiéramos (eran los dos únicos españoles que había en el restaurante).
Entrar fue una grata sorpresa, restaurante pequeño, alargado, con una decoración un tanto recargada para un restaurante pero muy bonita a base de calderos de cobre de todos los tamaños jarras de cristal tallado, platos, relojes, candiles y otros utensilios tradicionales, algunos guardados en vitrinas.

Dispone de 4 mesas para cuatro personas que solo son cómodas para dos comensales, cuatro de dos en los que los platos de los comensales casi se tocan y una fuente cabe al lado de milagro, dos mesas de 6 completan el aforo.
Los camareros, un hombre y una mujer que se disputan el título de siesos, esas personas que cuando te hablan parece que te hacen un favor. No hablan español, cosa que es natural aunque estemos acostumbrados a lo contrario, pero no tienen voluntad de entenderte aunque hables portuñol, no tienen intención alguna de esforzarse en comunicarse. Ignoran el significado de una sonrisa.
Bueno vamos al mantel, pedidos la carta de vinos y el resultado fue para salir corriendo, supusimos que quieren hacer una carta como las que describía Cervantes que usaban Rinconete y Cortadillo en sus Novelas Ejemplares, y que la grasa no era natural. En fin, miramos las mesas contiguas y pedimos un conocido vino blanco "Borba". El pan en una bolsa, talego o morral de tela (foto).

 Los consabidos aperitivos consistían en queso, melón, tortilla, longanizas fritas, aceitunas, pimientos asados, y alguna cosa mas, todo con buena pinta,no sabemos donde iban a poner tanta cosa en la mesa, nos quedamos solamente con el queso porque luego no podemos comer los platos principales. Pedimos la carta y nos informaron de que los platos que había eran gallina ("a madre do frango", de corral, nos informó la camarera, creemos que dueña) y porco al horno, pedimos la madre del pollo, y nos dijeron que estaba bien para los dos.
Resultó un plato de gallina de corral desmigada, que pensamos iba a estar seca, pero estaba muy rica y como acompañamiento tres albondigones de puré de patata, uno con tomate, otro con un 
sofrito de repollo con cilantro y otro mas sutil no sabemos de que. Sobre todo el de cilantro fue una muy grata sorpresa. (foto)

Tal como quedaron nuestros estómagos, pensamos que deberíamos haber tomado mas aperitivos, que habiamos metido la pata. Aunque el postre portugués suele ser contundente, queríamos saber si tenían algo mas, algún pescado... No, solo gallina y porco, allí solo hacen cocina tradicional de la región y el pescado no es natural de la zona, por lo que, vengamos el día que vengamos, tendremos la misma comida, eso es lo que entendimos (después de preguntar varias veces, dirían los portugueses que pesados estos españoles), así que pedimos el porco al horno, que sirvieron con patatas fritas, división de opiniones.
De postre, tarta de almendra, muy rica, y otra tarta que creemos que tenia almendra de color naranja con cubierta de chocolate. Acompañado de un rico, espeso y dulce licor de cereza.

El café muy bueno tanto el solo como con leche.
La dirección que figura en las tarjetas es del antiguo local situado cerca, en la plaza de la iglesia.
33,60 € nos costó la cosa siesa a dos exploradores.
La ida la hicimos por la autovía hasta la última salida de Elvas dirección a 

Lisboa por la carretera antigua (por cierto, vimos a la salida dos restaurantes llenos de coches, será para otra excursión). 6 o 7 km por carretera llana pero muy estrecha y enlace a otra ya pintada. 
La vuelta por Elvas saliendo al acueducto, con unas vistas a la ciudad muy bonitas por la vertiente menos conocida.

1 comentario:

Pardaleras dijo...

Le agradezco mucho la crónica gastronómica de este singular restaurante; todo un hallazgo que, verdaderamente, describe usted de un modo muy veraz. Comoquiera que me di traza a ocultar mi fuente (su blog), mi señora me ha subido umos puntinhos en su consideración, de tan inesperada y casualmente como se lo hice aparecer: y que vaya ojo que he tenido en el día de hoy. Le gustó incluso a mi chaval, que ya es exigente para algo que no se trate de la pizza y la hamburguesa consabidas.
Como digo, agradecido.